Citation de Pablo Neruda

jeudi 30 octobre 2008

Anatole France par Pablo Neruda

Fue solamente un gran escritor. Aprendiz de la sabiduría, se encontró en el camino la perfección, y olvidó su destino. A la forma sólo le pidió ser forma; sin embargo, situado en et vértice de la in­teligencia, su posición de pura expresividad no le impidió la ten­dencia a la lucha, et deseo y la desilusión de la lucha. Pero hable­mos en presente, porque este Nombre no ha muerto. Su personaje conversa con nosotros sobre la actual realidad y la actual ilusión. Pertenece al presente y su corazón destruido y duradero aún en­ciende llamas. Sin cualidad moral, sin atadura del espíritu, su pre­sencia perdura. Como los grandes pensadores, obtuvo una profun­da relación de desencanto, y alcanzó alguna vez en la soledad de la inteligencia el aislamiento de la desesperanza. Es cierto que lo retuvo entre los Nombres et ancla de una sonrisa permanente.

Anatole France,
Páginas escogidas, Santiago, Nascimento, 1924


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LIBRO DE LAS PREGUNTAS

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Isidro Ferrer, ilustrador de esta
edición  del Libro de Preguntas

El libro de las preguntas

I

Por qué los inmensos aviones no se pasean con sus hijos? Cuál es el pájaro amarillo que llena el nido de limones? Por qué no enseñan a sacar miel del sol a los helicópteros? Dónde dejó la luna su saco nocturno de harina?

II

Si he muerto y no me he dado cuenta a quién le pregunto la hora? De dónde saca tantas hojas la primavera de Francia? Si se termina el amarillo con qué vamos a hacer el pan?

III

Dime, la rosa está desnuda o sólo tiene ese vestido? Por qué los árboles esconden el esplendor de sus raíces? Quien oye los remordimientos del automóvil criminal? Hay algo más triste en el mundo que un tren inmóvil en la lluvia?

IV

Cuántas iglesias tiene el cielo? Por qué no ataca el tiburón a las impávidas sirenas? Conversa el humo con las nubes? Es verdad que las esperanzas deben regarse con rocío?

V

Qué guardas bajo tu joroba? Dijo un camello a una tortuga. Y la tortuga preguntó: Qué conversas con las naranjas? Tiene más hojas un peral que Buscando el Tiempo Perdido? Por qué se suicidan las hojas cuando se sienten amarillas?

VI

Por qué el sonbrero de la noche vuela con tantos agujeros? Qué dice la vieja ceniza cuando camina junto al fuego? Por qué lloran tanto las nubes y cada vez son más alegres? Para quién arden los pistilos del sol en sombra del eclipse? Cuantas abejas tiene el día?

VII

Es paz la paz de la paloma? El leopardo hace la guerra? Por qué enseña el profesor la geografía de la muerte? Qué pasa con las golondrinas que llegan tarde al colegio? Es verdad que reparten cartas transparentes, por todo el cielo?

VIII

Qué cosa irrita a los volcanes que escupen fuego, frío y furia? Por qué Cristóbal Colón no pudo descubrir España? Cuantas preguntas tiene un gato? Las lágrimas que no se lloran esperan en pequeños lagos? O serán ríos invisibles que corren hacia la tristeza?

IX

Es este mismo el sol de ayer o es otro el fuego de su fuego? Cómo agradecer a las nubes esa abundancia fugitiva? De dónde viene el nubarrón con sus sacos negros de llanto? Dónde están los nombres aquellos dulces como tortas de antaño? Dónde se fueron las Donaldas, las Clorindas, las Eduvigis?

X

Qué pensarán de mi sombrero, en cien años más, los polacos? Qué dirán de mi poesía los que no tocaron mi sangre? Cómo se mide la espuma que resbala de la cerveza? Qué hace una mosca encarcelada en un soneto de Petrarca?

XI

Hasta cuándo hablan los demás si ya hemos hablado nosotros? Qué diría José Martí del pedagogo Marinello? Cuántos años tiene Noviembre? Qué sigue pagando el Otoño con tanto dinero amarillo? Cómo se llama ese cocktail que mezcla vodka con relámpagos?

XII

Y a quién le sonríe el arroz con infinitos dientes blancos? Por qué en las épocas oscuras se escribe con tinta invisible? Sabe la bella Caracas cuántas faldas tiene la rosa? Por qué me pican las pulgas y los sargentos literarios?

XIII

Es verdad que sólo en Australia hay cocodrilos voluptuosos? Cómo se reparten el sol en el naranjo las naranjas? Venía de una boca amarga la dentadura de la sal? Es verdad que vuela de noche sobre mi patria un cóndor negro?

XIV

Y qué dijeron los rubíes ante el jugo de las granadas? Pero por qué no se convence el Jueves de ir después del Viernes? Quiénes gritaron de alegría cuando nació el color azul? Por qué se entristece la tierra cuando aparecen las violetas?

XV

Pero es verdad que se prepara la insurrección de los chalecos? Por qué otra vez la Primavera ofrece sus vestidos verdes? Por qué ríe la agricultura del llanto pálido del cielo? Cómo logró su libertad la bicicleta abandonada?

XVI

Trabajan la sal y el azúcar construyendo una torre blanca? Es verdad que en el hormiguero los sueños son obligatorios? Sabes qué meditaciones rumia la tierra en otoño? (Por qué no dar una medalla a la primera hoja de oro?)

XVII

Te has dado cuenta que el otoño es como una vaca amarilla? Y cómo la bestia otoñal es luego un oscuro esqueleto? Y cómo el invierno acumula tantos azules lineales? Y quién pidió a la primavera su monarquía transparente?

XVIII

Cómo conocieron las uvas la propaganda del racimo? Y sabes lo que es más difícil entre granar y desgranar? Es malo vivir sin infierno: no podemos reconstruirlo? Y colocar al triste Nixon con el traste en el brasero? Quemándolo a fuego pausado con napalm norteamericano?

XIX

Han contado el oro que tiene el territorio del maíz? Sabes que es verde la neblina a mediodía, en Patagonia? Quién canta en el fondo del agua en la laguna abandonada? De qué ríe la sandía cuando la están asesinando?

XX

Es verdad que el ámbar contiene las lágrimas de las sirenas? Cómo se llama la flor que vuela de pájaro en pájaro? No es mejor nunca que tarde? Y por qué el queso se dispuso a ejercer proezas en Francia?

XXI

Y cuando se fundó la luz esto sucedió en Venezuela? Dónde esta el centro del mar? Por que no van allí las olas? Es cierto que aquel meteoro fue una paloma de amatista? Puedo preguntar a mi libro si es verdad que yo lo escribí?

XXII

Amor, amor aquel y aquella, si ya no son, dónde se fueron? Ayer, ayer dije a mis ojos cuando volveremos a vernos? Y cuando se muda el paisaje son tus manos o son tus guantes? Cuando canta el azul del agua cómo huele el rumor del cielo?

XXIII

Se convierte en pez volador si transmigra la mariposa? Entonces no era verdad que vivía Dios en la luna? De qué color es el olor del llanto de las violetas? Cuántas semanas tiene un día y cuantos años tiene un mes?

XXIV

El 4 es 4 para todos? Son todos los siete iguales? Cuando el preso piensa en la luz es la misma que te ilumina? Has pensado de qué color es el Abril de los enfermos? Qué monarquia occidental se embandera con amapolas?

XXV

Por qué para esperar la nieve se ha desvestido la arboleda? Y cómo saber cuál es Dios entre los Dioses de Calcuta? Por qué viven tan harapientos los gusanos de seda? Por qué es tan dura la dulzura del corazón de la cereza? Es porque tiene que morir o porque tiene que seguir?

XXVII

Por qué no recuerdan los viejos las deudas ni las quemaduras? Por qué los pobres no comprenden apenas dejan de ser pobres?

XXXI

A quién le puedo preguntar qué vine a hacer en este mundo? Por qué me muevo sin querer, por qué no puedo estar inmovil?

XXXII

Hay algo más tonto en la vida que llamarse Pablo Neruda?

XXXIII

Fue adonde a mí me perdieron que logré por fin encontrarme?

XXXIV

Con las virtudes que olvidé me puedo hacer un traje nuevo?

XXXV

No será nuestra vida un túnel entre dos vagas claridades? O no será una claridad entre dos triángulos oscuros? O no será la vida un pez preparado para ser pájaro? La muerte será de no ser o de sustancia peligrosa?

XXXVI

No será la muerte por fin una cocina interminable? Qué harán tus huesos disgregados, buscarán otra vez tu forma? Se fundirá tu destrucción en otra voz y en otra luz? Formarán parte tus gusanos de perros o de mariposas?

XXXVII

De tus cenizas nacerán checoeslovacos o tortugas? Pero sabes de donde viene la muerte, de arriba o de abajo? De los microbios o de los muros, de las guerras o del invierno?

XLII

Sufre más el que espera siempre que aquel que nunca esperó a nadie?

XLIV

Dónde esta el niño que yo fui, sigue adentro de mí o se fue? Sabe que no lo quise nunca y que tampoco me quería? Por qué anduvimos tanto tiempo creciendo para separarnos? Por qué no morimos los dos cuando mi infancia se murió? Y si el alma se me cayó por qué me sigue el esqueleto?

XLIX

Cuando veo de nuevo el mar el mar me ha visto o no me ha visto? Por qué me preguntan las olas lo mismo que les pregunto? Y por que golpean las rocas con tanto entusiasmo perdido? No se cansan de repetir su declaración a la arena?

L

Quién puede convencer al mar para que sea razonable?

LIX

Por qué no nací misterioso? Por qué crecí sin compañía? Quién me mando desvencijar las puertas de mi propio orgullo? Y quién salió a vivir por mí cuando dormía o enfermaba? Qué bandera se desplegó allí donde no me olvidaron?

LX

Y qué importancia tengo yo en el tribunal del olvido? Cuál es la representación del resultado venidero?

LXI

Mi poesía desdichada mirará con los ojos míos? Tendré mi olor y mis dolores cuando yo duerma destruido?

LXXII

Si todos los ríos son dulces de dónde saca sal el mar?

dimanche 26 octobre 2008

Nacimiento

I. “De donde nace la lluvia”

Nació un hombre
entre muchos
que nacieron,
vivió entre muchos hombres
que vivieron,
y esto no tiene historia
sino tierra,
tierra central de Chile, donde
las viñas encresparon sus cabelleras verdes,
la uva se alimenta de la luz,
el vino nace de los pies del pueblo.

Parral se llama el sitio
del que nació
en invierno.

Ya no existen
la casa ni la calle:
soltó la cordillera
sus caballos,
se acumuló
el profundo
poderío,
brincaron las montañas
y cayó el pueblo
envuelto
en terremoto.

Y así muros de adobe,
retratos en los muros,
muebles desvencijados
en las salas oscuras,
silencio entrecortado por las moscas,
todo volvió
a ser polvo:
sólo algunos guardamos
forma y sangre,
sólo algunos, y el vino.

Siguió el vino viviendo,
subiendo hasta las uvas
desgranadas
por el otoño
errante,
bajó a lagares sordos,
a barricas
que se tiñeron con su suave sangre,
y allí abajo el espanto
de la tierra terrible
siguió desnudo y vivo.

Yo no tengo memoria
del paisaje ni tiempo,
ni rostros, ni figuras,
sólo polvo impalpable,
la cola del verano
y el cementerio en donde
me llevaron
a ver entre las tumbas
el sueño de mi madre.
Y como nunca vi
su cara
la llamé entre los muertos, para verla,
pero como los otros enterrados,
no sabe, no oye, no contestó nada,
y allí se quedó sola, sin su hijo,
huraña y evasiva
entre las sombras.
Y de allí soy, de aquel
Parral de tierra temblorosa,
tierra cargada de uvas
que nacieron
desde mi madre muerta.

Naissance

Ñ

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Ricardo Eliecer Neftalí Reyes Basoalto à deux ans


Là où naît la pluie

Naquit un homme
parmi tant d'autres
qui naquirent,
j'ai vécu parmi bien des hommes
qui vécurent,
ne parlons pas d'histoire
mais de terre,
la terre centrale du Chili, cette terre où
les vignes ont frisé leurs vertes chevelures,
où le raisin se nourrit de lumière,
où le vin naît des pieds du peuple.

Parral est le pays
de celui qui naquit
en hiver.

Disparues
la maison, la rue :
la cordillère a lâché
ses chevaux,
la puissance
profonde
s'est accumulée,
les montagnes ont bondi
et le village s'est écroulé,
s'est enfoncé
dans un tremblement de terre.
Et ainsi les murs d'argile,
les portraits pendus aux murs,
les meubles éclopés
dans les salles ténébreuses
et le silence que les mouches entrecoupent,
tout est redevenu
poussière ;
seuls quelques-uns d'entre nous gardent
forme et sang,
quelques-uns seulement, le vin aussi.

Le vin, lui, est resté vivant,
il est monté jusqu'au raisin
égrené
par l'automne
vagabond,
pour redescendre aux sourds pressoirs,
aux barriques
qui ont pris la couleur de son doux sang,
et là sous l'effroi
de la terre terrible
il est resté nu et vivant.
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Je ne garde le souvenir
du paysage ni du temps,
ni des visages, des silhouettes,
rien que la poussière impalpable,
la traîne de l'été
et le cimetière où
on m'emmena
voir parmi les tombes
le sommeil de ma mère.




Rosa Basoalto Opazo, mère de Neruda,

morte à 39 ans, deux mois après la naissance du poète.


Et parce que je n'avais jamais vu
son visage
je l'appelai parmi les morts,
mais elle n'a rien répondu
- les enterrés ne peuvent savoir ni entendre -
et elle est restée seule, sans son enfant,
farouche et évasive
parmi les ombres.

Et moi je suis de là, de ce Parral
à la terre tremblante,
une terre que couvre le raisin,
le raisin né
de ma mère dans sa mort.
Mémorial de l’île noire, 1964, page 9-11,
traduits de l'espagnol par Claude Couffon
Broché, 1977, Gallimard, POESIE

vendredi 24 octobre 2008

PABLO NERUDA ET GEORGES POMPIDOU


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REMISE DES LETTRES DE CRÉANCE PAR PABLO NERUDA, AMBASSADEUR DU CHILI.  26 MARS 1971. DE GAUCHE À DROITE PABLO NERUDA, GEORGES POMPIDOU ET MAURICE SCHUMANN AU PALAIS DE L’ELYSÉE.

vendredi 17 octobre 2008

PABLO NERUDA RENAÎT À BORDJ BOU-ARRERIDJ

On se souviendra toujours des poèmes de Pablo Neruda, car les années sont d'ailleurs bien étroite pour accueillir un poète qui fut tour à tour poursuivi par les autorités de son pays et candidat aux élections présidentielles, fugitif et ambassadeur, ennemi public n°1 et prix Nobel de littérature.

Sa mère, doña Rosa Basoalto, institutrice, meurt un mois après sa naissance. Son père, don José del Carmen Reyes Morales, se remariera en 1906. Son premier apprentissage est la nature Mon enfance, ce sont des souliers mouillés, des troncs cassés/Tombés dans la jungle, décorés par les lianes. C'est la découverte du monde du vent et du feuillage.

De 1910 à 1920, il a fréquenté le lycée pour garçons de Temuco au Chili. A treize ans déjà, il publie ses premiers poèmes et textes en prose. A partir de 1921, il étudie la langue et la littérature française à Santiago et la pédagogie. Il choisit son pseudonyme en hommage au poète tchèque Jan Neruda (1834-1891), et veut devenir professeur de français. Il se fait très rapidement une renommée avec ses publications et des récitals de poésie

A dix-neuf ans, il publie son premier livre Crepusculario (Crépusculaire). Suit, un an plus tard, Veinte poemas de amor y una canción desesperada (Vingt Poèmes d'amour et une chanson désespérée)

En 1927, Neruda entre au service diplomatique. Il devient consul à Rangoon, Colombo, Batavia, Calcutta, Buenos Aires. En 1932, il rentre au Chili, en 1933, il publie Residencia en la tierra (Résidence sur la Terre ). A partir de 1935, il est consul en Espagne où il entretient des relations amicales avec Federico García Lorca qu'il avait connu à Buenos Aires et qui aura une influence déterminante sur sa vie et son œuvre, mais aussi avec Rafael Alberti et Jorge Guillén. Après le putsch de Franco du 18 juillet et l'assassinat de García Lorca, Neruda se fait l'avocat de la République espagnole. Il est révoqué comme consul et commence España en el corazón (L'Espagne au cœur) qu'il publie en 1937 et dans lequel il franchit un pas décisif dans sa démarche. Son chant, de sombre et solitaire, devient solidaire et agissant (Jean-Paul Vidal). La même année, il fonde le Comité hispano-américain pour le soutien à l'Espagne et l'Alliance des intellectuels chiliens pour la défense de la culture. Il fait des voyages au Mexique, à Cuba et au Pérou. Il visite la forteresse inca de Machu Picchu. En 1945, il est élu au Sénat et devient membre du parti communiste chilien.

En 1946, Neruda dirige la campagne électorale de González Videla qui, après son élection comme président, se révèlera être un dictateur farouchement anticommuniste. Le poète réagit par un discours au Sénat portant le célèbre titre d'Émile Zola : J'accuse ! Il peut à peine échapper à son arrestation et se réfugie à l'étranger. Son exil en Europe le conduit en URSS, en Pologne, en Hongrie, en Italie. Il visitera également l'Inde et le Mexique. C'est là que paraîtra en 1950 son Canto General (Chant Général), écrit dans la clandestinité. L'œuvre est immédiatement interdite au Chili.

En 1949, Neruda est devenu membre du Conseil mondial de la paix à Paris, en 1955, il obtient, ensemble avec Pablo Picasso, le Prix international de la paix et en 1953, le Prix Staline international pour la paix. Il rencontre la femme de sa vie, Matilde Urrutia qui l'inspire pour des poèmes d'amour d'une fulgurante beauté Cien sonetos de amor (la Centaine d'Amour). De retour au Chili en 1952, il publie en 1954 les Odes élémentaires. En 1957, il devient président de l'Union des écrivains chiliens, l'année suivante il publie : Extravagario (Vaguedivague). Cette même année, tout comme en 1964, il soutient pleinement la campagne électorale de Salvador Allende Goossens comme candidat à la présidence de la République. Il a été à cette période l'une des cibles du Congrès pour la liberté de la culture, association culturelle anticommuniste fondée en 1950. En 1964, Neruda publie Memorial de Isla Negra, le retour sur son passé et son rêve d'une humanité plus fraternelle. En 1965, il est nommé Doctor honoris causa de l'Université d'Oxford.

Sa seule pièce de théâtre : Fulgor y muerte de Joaquín Murrieta (Splendeur et Mort de Joaquín Murrieta) est créée en 1967. Neruda publie, coup sur coup, La Barkarole (la Barcarole ), Las manos del dia (les Mains du jour) et Arte de pájaros (l'Art des oiseaux). En 1969, le parti communiste le désigne comme candidat à l’élection présidentielle, mais Neruda renonce en faveur d'Allende comme candidat unique de l'Unidad Popular. Après l'élection d'Allende, Neruda accepte le poste d'ambassadeur en France où il rencontrera Mikis Theodorakis et où il publiera La espada encendida (l’Epée en flammes) et Las piedras del cielo (les Pierres du ciel), livres, dans lesquels sa méditation sur la solidarité nécessaire et le silence du monde, atteint son expression la plus intense.


Le 21 octobre 1971, Pablo Neruda obtient, après Gabriela Mistral en 1945 et Miguel Ángel Asturias en 1967, comme troisième écrivain d'Amérique latine, le prix Nobel de littérature. En 1972, il retourne au Chili et est triomphalement accueilli au stade de Santiago. Neruda rédige Incitación al Nixoncidio y elogio de la revolución (Incitation au nixoncide et éloge de la révolution).

Le coup d'État du 11 septembre 1973 au Chili renverse le président élu, Salvador Allende. La maison de Neruda à Santiago est saccagée et ses livres sont jetés au bûcher. Le poète et homme politique meurt le 23 septembre 1973 d'un cancer du pancréas, à la Clinique Santa Maria de Santiago. Son inhumation devient, malgré une surveillance policière effrayante, une manifestation de protestation contre la terreur militaire. En 1974, l'autobiographie de Neruda, Confieso que he vivido (J'avoue avoir vécu), paraît à titre posthume, extrait :

«Je veux vivre dans un pays où il n'y a pas d'excommuniés
Je veux vivre dans un monde où les êtres seront seulement humains, sans autres titres que celui-ci, sans être obsédés par une règle, par un mot, par une étiquette.

Je veux qu'on puisse entrer dans toutes les églises, dans toutes les imprimeries.

Je veux qu'on n'attende plus jamais personne à la porte d'un hôtel de ville pour l'arrêter, pour l'expulser.

Je veux que tous entrent et sortent en souriant de la mairie.
Je ne veux plus que quiconque fuie en gondole, que quiconque soit poursuivi par des motos.

Je veux que l'immense majorité, la seule majorité : tout le monde, puisse parler, lire, écouter, s'épanouir.» .

S-K. B.

mercredi 15 octobre 2008

NANCY CUNARD LA SCANDALEUSE

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PORTRAIT NANCY CUNARD. 
PHOTO MAN RAY, 1926.

 NANCY CUNARD ET LOUIS ARAGON
Nancy Cunard fut-elle le grand amour d'Aragon? Plus grand qu'Elsa Triolet? Celle-ci disait: "On parle toujours des poèmes que Louis a écrits pour moi. Mais les plus beaux étaient pour Nancy."
.
Inversement, Aragon fut-il l'homme le plus aimé de la blonde, mince, belle et irrésistible Anglaise? La concurrence fut innombrable. Décidait-elle de s'emparer d'un homme? Aucun ne résistait. Elle collectionna les amants comme elle collectionnait les bracelets d'ivoire. Une photographie célèbre, signée de Man Ray, datée de 1926, la représente les bras couverts de plus d'une vingtaine de ces bracelets africains. La photo illustre la couverture de la biographie que lui consacre l'excellent historien des lettres François Buot (Crevel, Tristan Tzara, Grasset). Oui, il pense qu'Aragon est resté jusqu'à la fin l'homme tant et si mal aimé, admiré et regretté plus que tout autre.

Dans son livre érotique Le Con d'Irène, Aragon a mis beaucoup d'elle. À Venise, en proie à la jalousie, il fit une tentative de suicide. Elle lui avait préféré, un soir, un pianiste noir américain, Henry Crowder, celui qui deviendra son autre grand et tumultueux amant. C'est que Nancy Cunard n'était pas femme "à transiger avec son désir". Toute sa vie, elle n'a transigé sur rien. Frêle, c'était une force de la nature. L'alcool, la nouba, les nuits blanches, les excès en tout genre semblaient n'avoir pas de prise sur elle. Elle portait toujours beau et chic. Vieillissante, elle continuait d'impressionner et de séduire, même des jeunes gens en âge d'être ses fils.

« LE CON D'IRÈNE ». ILLUSTRATION
EAU-FORTE D'ANDRÉ MASSON.
Quelle énergie, il est vrai ! Une tornade, un maelström. Toujours en mouvement. François Buot n'est pas sans mérite de l'avoir suivie, dans certaines périodes plus folles que d'autres, au jour le jour. Imprévisible, épuisante, rebelle, sauvage, indomptable. Libre et révolutionnaire. Prenant tous les risques pour se libérer des conventions et faire avancer ses idées. Comme, par exemple, écrire un pamphlet féroce contre sa mère, lady Cunard, une Américaine qui avait épousé sir Bache Cunard, le richissime petit-fils du fondateur des célèbres lignes de bateaux. Elle régnait à Londres sur le grand genre anglais alors que sa fille, à Paris, ville entre les deux guerres en pleine effervescence artistique, fréquentait les poètes surréalistes, les musiciens de jazz, Cocteau, Drieu, Beckett, Nijinski, Rubinstein, les Fitzgerald, et cent autres écrivains et artistes dans la famille desquels elle était entrée en publiant plusieurs recueils de poésie et en éditant elle-même les livres qui lui plaisaient.

Avec les années, loin de s'assagir, Nancy se radicalise. "Vivre

 NANCY CUNARD, 1930
PHOTO BARBARA KER-SEYMER
 sans passion, sans coup de folie, écrit François Buot, est pour elle totalement inconcevable." Sans compter qu'elle est de plus en plus indignée par l'injustice, le colonialisme, le racisme. Elle s'affiche à Londres avec son pianiste noir, ce qui crée un scandale d'autant plus retentissant que lady Cunard est furieuse, qu'elle est la risée de la gentry et que sa fille l'accuse publiquement d'être raciste. Nancy est tellement convaincue que la condition des Noirs, surtout en Amérique, est ignominieuse, qu'elle entreprend un ouvrage collectif sur la culture nègre. Sa force de conviction et de travail fait merveille. Elle n'hésite pas à s'installer à Harlem, ce qui déclenche un autre scandale. Il faudra insister beaucoup pour la dissuader de voyager dans le sud des Etats-Unis. Elle se contentera de Cuba et de la Jamaïque. Énorme ouvrage, la Negro Anthology aura un retentissement considérable.

Voilà un livre de combat qui aurait dû plaire aux Soviétiques. Mais Nancy, de naissance et de moralité suspectes, est bien trop incontrôlable pour ne pas susciter la méfiance des camarades. Déçue par Moscou, elle garde néanmoins la foi communiste.

Et, en juillet 1936, quand la guerre civile éclate en Espagne, elle quitte la France - Paris, la Normandie et le Périgord auront été les lieux de résidence favoris de cette nomade de l'amour et des luttes - pour rejoindre Barcelone la républicaine. Elle est devenue reporter et s'engage auprès des intellectuels antifascistes. Parmi eux Pablo Neruda. Dont elle tombe amoureuse et qu'elle ira, plus tard, visiter au Chili.

Nancy Cunard est morte le 16 mars 1965, dans une salle commune de l'hôpital Cochin. On l'avait ramassée dans la rue, effroyablement maigre, l'esprit en déroute. Entre-temps... Plus de place pour raconter les vingt-cinq dernières années, les vingt premières non plus, de cette femme inouïe, fascinante, frénétiquement de son siècle. Lisez François Buot, sa dernière conquête, pour en savoir plus. 



Par Bernard PIVOT

Nancy Cunard, de François Buot, Pauvert, 450 p., 24 euros.

mardi 7 octobre 2008

FUNERAL VIGILADO


L'ENTERREMENT DE PABLO NERUDA.
PHOTO MARCELO MONTECINO


" 'Funeral vigilado' conserva esa frescura de tono dramático que Villegas logró recogiendo fragmentos testimoniales de personas cercanas al poeta, y que fueron testigos directos de aquel funeral colmado de rabia"
"Por favor, no más fotos", pidió Matilde. Los flashes se disparaban con insistencia sobre el cuerpo sin vida del poeta, arrojando una luz intermitente en aquel pasillo oscuro de la Clínica Santa María. Era la mañana del 24 de septiembre de 1973. La noche anterior, pasadas las diez, Neruda había muerto pronunciando -en un delirio sobrecogedor- sus últimas palabras: "¡Los están fusilando! ¡Los están fusilando!".
La despedida a Pablo Neruda de Sergio Villegas 
por Marco Antonio Coloma
Los fotógrafos no hicieron demasiado caso del deseo de la viuda, y se obstinaron en el relampagueo de sus cámaras. Junto a la prensa, se agolpaban al lado de Matilde una veintena de amigos personales. El cuerpo fue puesto en un ataúd gris que llegó al poco rato. Francisco Coloane terminó de abotonarle la camisa, cerraron el féretro y el cortejo enfiló rumbo a La Chascona, en la ladera del cerro San Cristóbal.


Por obra de los militares, La Chascona era un desastre: cuadro rasgados, libros a medio quemar, objetos rotos por todas partes, las cortinas y el teléfono habían sido arrancados de cuajo. Se entraba pisando vidrios. No contentos con el allanamiento, habían desviado un canal que corría por el cerro dirigiéndolo directamente sobre la casa. El barro se acumulaba en el piso, no había luz eléctrica, y se colaba un aire frío por las ventanas rotas.


Alguien propuso llevar el féretro a la Sociedad de Escritores. "Pablo quiso ser trasladado a su casa. No lo llevaremos a ninguna otra parte", advirtió Matilde.


Comenzó a llegar la gente. Los primeros fueron los obreros de Quimantú que venían ese día de ser despedidos, y habían querido acompañar el féretro: se apostaron al lado del cajón y le hicieron una guardia de honor. Llegaron luego las misiones diplomáticas, y apareció la primera corona, "Al gran poeta Pablo Neruda, Premio Nobel. Gustavo Adolfo, Rey de Suecia". El embajador sueco había montado en cólera, mientras conminaba a los fotógrafos: "¡Saquen fotos, fotos, fotos, es la prueba más evidente del salvajismo de esta gente!". Los embajadores de Francia y México saltaban entre los charcos de barro para llegar al living.




Con lentes oscuros y vistiendo un riguroso negro, en una esquina estaba Alone, el crítico literario que no había ahorrado palabras para exigir, desde su tribuna en El Mercurio, el golpe de Estado. También aparecieron unos representantes de la Junta Militar que Matilde no quiso recibir. Muchos amigos de Neruda estaban ahí a pesar de conocer el riesgo que corrían.




El martes 25, a las nueve de la mañana, sacaron el cajón atravesando el agua y el barro que inundaba la entrada y la planta baja. Los periodistas extranjeros que venían llegando a cubrir el funeral de Neruda estaban asombrados ante la escena. Afuera, en la calle, ya se habían reunido un grupo de obreros y estudiantes, y comenzaron a escucharse los primeros gritos que, desafiando el ojo vigilante de los militares apostados en las veredas, le darían el tono de protesta esa mañana al cortejo fúnebre: "¡Compañero Pablo Neruda!", y la respuesta a coro: "¡Presente!".



Photo Marcelo Montecino

Probablemente, el registro más completo de aquel trágico suceso (junto a las imágenes que ese día Patricio Guzmán plasmó en el celuloide de "La batalla de Chile"), los haya recogido el periodista Sergio Villegas en un breve texto que llamó "Funeral vigilado", que tiene casi 25 años, y que se edita por segunda vez en Chile (el Comité Pro Retorno de Exiliados hizo una pequeña edición de cincuenta páginas en 1984). Apareció originalmente en 1978, en el tercer número de la revista Araucaria que dirigían y editaban Volodia Teitelboim y Carlos Orellana desde Madrid, y ha sido profusamente traducido a varios idiomas, adaptado para la radio, y recogido en no pocas obras antológicas.

"Funeral vigilado" conserva esa frescura de tono dramático que Villegas logró recogiendo fragmentos testimoniales de personas cercanas al poeta, y que fueron testigos directos de aquel funeral colmado de rabia, un suceso que muchos no demoran en tildar como la primera manifestación de rebeldía contra la dictadura. Apenas mencionados con uno de sus nombres (Aída, Luis Alberto, Bello, Loyola), como si no importara quienes en verdad cuentan la historia sino la historia misma, los testigos superponen sus voces reconstruyendo una memoria repleta de afectos, dramática, pero sobre todo colectiva.




"Funeral vigilado" es también un testimonio de la resistencia en el exilio. Al texto que narra los funerales de Neruda se suma otro tan breve como aquél, "Ejercicio nocturno", escrito en 1983 y que cuenta otra historia de porfía y obstinaciones, la de Radio Berlín, y la de aquellos programas que por onda corta daban cuenta al mundo entero de las atrocidades de la dictadura. Así como Volodia en Radio Moscú, Sergio Villegas desde Berlín era la voz que venía de lejos a contar lo que pasaba aquí dentro, que recogía los testimonios de los exiliados, de los intelectuales latinoamericanos y europeos en contra del régimen, que daba cuenta cada noche de las sesiones de la Comisión Investigadora de los Crímenes de la Junta Militar implementada por las Naciones Unidas, una iniciativa inédita que el organismo internacional no había emprendido con ningún otro país. Era la época en que mucha gente se acostumbró a sintonizar y buscar las descargas nocturnas de verdad que venían en onda corta desde el otro lado mundo. A pesar del miedo.

Y también a pesar del miedo, la gente salió esa mañana de sol tibio a despedir a Neruda. Calle Purísima, Río Mapocho, Avenida La Paz. Frente a una central eléctrica los boinas negras del ejército apuntaban hacia el cortejo. La gente se apretaba. Por momentos, alguien con un libro entre las manos recitaba versos del poeta: "¡Chacales que el chacal rechazaría, piedras que el cardo seco mordería escupiendo víboras que las víboras odiaran!".

En el cementerio hubo discursos, poemas en honor a Neruda, metáforas vagas urgidas por la prudencia de no decir aquello que se hubiera preferido gritar. Pusieron el féretro en el mausoleo, y lo cubrieron de flores. Quedaba todavía evitar los riegos de la salida. Circulaban rumores. "Están deteniendo afuera", digo alguien. "Andate por atrás, compañero", recomendaba otro. En la entrada al cementerio estaban los militares, vieron a la gente salir, vigilantes, sin moverse.





Funeral vigilado. La despedida a Pablo Neruda
de Sergio Villegas
Lom ediciones, 74 páginas.