vendredi 5 mars 2010

Olegario Sepúlveda (Zapatero, Talcahuano)



Olegario Sepúlveda me llamo.
Soy zapatero, estoy
cojo desde el gran terremoto.
Sobre el conventillo un pedazo de cerro
y el mundo sobre mi pierna.
Allí grité dos días,
pero la boca se me llenó de tierra,
grité más suavemente
hasta que me dormí para morir.
Fue un gran silencio el terremoto,
el terror en los cerros,
las lavanderas lloraban,
una montaña de polvo
enterró las palabras.
Aquí me ve con esta suela
frente al mar, lo único limpio,
las olas no debieran
llegar azules a mi puerta.
Talcahuano, tus gradas sucias,
tus corredores de pobreza,
en las colinas agua podrida,
madera rota, cuevas negras
donde el chileno mata y muere.
(Oh! dolores del filo abierto
de la miseria, lepra del mundo,
arrabal de muertos, gangrena
acusadora y venenosa!
Habéis llegado del sombrío
Pacífico, de noche, al puerto?
Habéis tocado entre las pústulas
la mano del niño, la rosa
salpicada de sal y orina?
Habéis levantado los ojos
por los escalones torcidos?
Habéis visto la limosnera
como un alambre en la basura
temblar, levantar las rodillas
y mirar desde el fondo donde
ya no quedan lágrimas ni odio?)
Soy zapatero en Talcahuano.
Sepúlveda, frente al dique grande.
Cuando quiera, señor, los pobres
nunca cerramos la puerta.

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