No sólo
tiene
uvas
esta parra
de Parra,
sino
frutos mentales:
higos
rugosos
como
reflexiones,
espigas
espinudas
o nueces
encefálicas:
así es la parra
del poeta
Parra.
Él
hace
vino
de
estos
frutos
brutales
que
brotan
de
su
propia
parra,
o de
la burla
que
se hace
racimo
o
de
la bofetada
que
es
un
súbito
fruto
del
parrón
o parral.
Y si por azar puro
o por predilección
queda algún ojo
en tinta,
Nicanor
Parra
escribe
con tinta
de ojo en tinta.
Éste es el hombre
que derrotó
al suspiro
y es muy capaz
de encabezar
la decapitación
del suspirante.
Criminal tentativa!
Pero
luego
y sin remordimiento
con gran cuidado
pega
la cabeza
caída
al cuerpo
separado,
y se dirige
al río
con un saco
de sus
propios
suspiros
que tira
suspirando
a la
corriente.
Éste es el caso
del poeta
Parra
y de
la
misteriosa
fórmula
de
su parra
secreta.
Isla Negra, noviembre de 1966
Portal, núm. 5, Santiago, julio de 1967. Recogido en FDV, pp. 37-40
Obras completas V, Pablo Neruda, Nerudiana dispersa II, 1922-1973, Edición de Hernán Loyola, p121-122
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