Citation de Pablo Neruda

vendredi 4 novembre 2011

LA SOLEDAD DEL CAPITÁN

Encerrado y esperando su testamento. Consumido por un cáncer prostático. Escuchando por radio la muerte de su amigo Salvador Allende y viendo aparecer tempranamente a sus deudos formando fundaciones con su nombre, Neruda pasó sus últimos días en la tierra. Rosa Núñez, la enfermera que lo cuidó por más de diez años, cuenta su historia junto al autor de "Canto general" y recuerda que Matilde Urrutia le habló de un posible asesinato del poeta.

Domingo 18 de septiembre de 2005

El 11 de septiembre de 1973 amaneció despejado en el litoral central. Aquella mañana, en Isla Negra, Pablo Neruda esperaba desde Santiago la llegada de los planos, maquetas y estatutos de lo que sería la futura Fundación Pablo Neruda, que se ubicaría en Punta de Tralca.
Su pareja, Matilde Urrutia, ofrecería un apetitoso almuerzo para agasajar a las visitas: los escritores José Miguel Varas, Fernando Alegría y el abogado Sergio Inzunza. También ese día llegaría el testamento del autor de "Residencia en la tierra".
El mar, como siempre, golpeaba las rocas y Neruda encendía la radio para oír las noticias. Un amigo se estaba despidiendo. Sería la última vez que escucharía la voz de Salvador Allende. "Esto es el final", le dijo a Matilde.
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MATILDE URRUTIA MI VIDA JUNTO A PABLO NERUDA
 ISBN : 8432207349. SEIX BARRAL BIBLIOTECA BREVE. 1997. IN-8 CARRÉ. 


ENFERMERA INCONDICIONAL

"En la tarde de ese mismo día, Pablo tuvo fiebre. (...) Pensé que en la comisaría me podrían dar un salvoconducto para ir a buscar a la enfermera que venía de un pueblo cercano. Así lo hice y la angelical Rosita, enfermera de El Tabo, con riesgo de su vida, llegó a la Isla para atender a Pablo", escribe Matilde Urrutia en sus memorias "Mi vida junto a Pablo Neruda".
Rosa Núñez fue la enfermera del vate. Trabajó 45 años en el consultorio de El Tabo, hasta 1995. Ahora tiene 72 años y una calle del pueblo lleva su nombre. Desde principios de 1960, Rosita atendió las dolencias del autor que más libros de poesía vende en el mundo.
"El 11 de septiembre, don Pablo se agravó por su estado nervioso. Había toque de queda y no podía salir sin la autorización de Carabineros. Matilde me vino a buscar con su chofer como a las doce de la noche. Al otro día la señora me mandó a llamar tempranito. Ahí él estaba más calmado", cuenta Rosita con voz susurrante.
La que fuera enfermera de Pablo Neruda es humilde, y nunca había contado su historia junto al Premio Nobel porque no la encontraba relevante. "Tuve el privilegio de atender a don Pablo, porque él era una persona especial. Pudiéndose haber tratado en muchas otras partes, me buscó a mí. Tal vez no quería mostrar las intimidades del hogar o quizá fue porque me tenían confianza", dice abriendo sus ojos.
Para Rosita -como le dicen cariñosamente sus cercanos-, Neruda era muy amable y gentil. Recuerda que la apreciaba bastante: "Me hacía atenciones que yo valoraba mucho: chocolates, pasteles, galletas, y cuando iban a Quinchamalí con la señora Matilde, me traía recuerdos de allá", rememora más relajada.
Según Rosita, antes que falleciera, el poeta estaba preparando en Valparaíso una Feria del Mar, "donde sacó un folleto que él me regaló con una dedicatoria", señala mientras va a buscar el folleto enmarcado, además del libro "Antología popular" que le dedicó, y unas tarjetas que le hacía llegar para todos los Años Nuevos.
-¿Y por qué no se sacó una foto con Neruda?
-Nunca se me ocurrió. ¡Además, nadie se va a sacar fotos cuando le están poniendo una inyección!

LLAMADAS TELEFÓNICAS

Claudina Núñez es la hermana menor de Rosita. Ella atendía en los años '50 el único teléfono que había disponible en El Tabo, compartido con el hotel del pueblo y Carabineros.
Era habitual ver a Pablo Neruda y a Delia del Carril, entonces pareja del vate, comprando y retirando las cartas del pueblerino correo. "Cuando comenzó su relación con Matilde, él venía a hablar con ella mientras vivía con 'La Hormiguita' en Isla Negra", recuerda Claudina.
Además, había un servicio de mensajeros donde un niño le llevaba los recados al poeta. "Yo recibía los recados de doña Matilde, que estaba en Rosario, Argentina. El 'Kiko' Pizarro, que tenía 12 años, era el correo de Neruda que iba en bicicleta a la Isla y le tenía que dar personalmente los recados sin que supiera la señora. Él le estaba jugando chueco a doña Delia", explica Claudina, y recuerda de pasada cuando en 1957 recibió la noticia de la muerte de Gabriela Mistral.

LA DESPEDIDA

Al año de la muerte de la autora de "Desolación", Pablo Neruda ya era una destacada figura en el mundo de las letras. En Argentina se publican en papel biblia sus "Obras completas".
Nueve años después, el 28 de octubre de 1966, Neruda legaliza en Chile su matrimonio con Matilde Urrutia, la inspiradora de "Los versos del capitán".
"Don Pablo era muy dependiente de la señora Matilde, quien lo sobreprotegía mucho. Lo cuidaba de que no lo molestaran", evoca Rosita Núñez, quien cuenta finalmente que las crisis de reumatismo gotoso del autor de "Canto general", la hacían ir -por lo menos dos veces al día- a la casa de Isla Negra.
En 1970, Neruda asume el cargo de embajador de Chile en Francia. Pero dos años después, en noviembre, regresa y es recibido en el Estadio Nacional con una fiesta, ya que el poeta venía con el Premio Nobel de Literatura bajo el brazo.
"Cuando llegó después de ser embajador en Francia lo comencé a atender todos los días. Había varias cosas que hacerle, ya que el cáncer prostático que tenía era irreversible. Por eso estuvo en tratamiento en Hungría y ese procedimiento yo se lo aplicaba acá", dice.
Pablo Neruda, ya instalado en su casa de Isla Negra junto a Matilde Urrutia, se concentró en lo que serán sus memorias, "Confieso que he vivido". Después del nefasto 11 de septiembre, el poeta prácticamente no se levantaba. Matilde escribía, al dictado de Neruda, el capítulo final de sus memorias. "En el último tiempo el secretario o la señora tomaban nota de sus memorias, su salud no se lo permitía. Se levantaba muy poco, a lo más dentro de la casa", indica la enfermera.
El 14 de septiembre de 1973, tres camiones militares llegan a la residencia del litoral. Matilde esconde el último capítulo junto a unas revistas. "Cumplan ustedes con su deber", les dijo Neruda a los militares, que miraban los objetos del poeta con curiosidad. El allanamiento era inminente.
Cuatro días después, el 18 de septiembre, llegaron algunos amigos a la casa, pero en la tarde el poeta se empezó a agravar. Matilde llamó al médico a Santiago. Le prometió que al otro día le enviaría a primera hora una ambulancia para trasladarlo a la clínica Santa María.
Aquella noche del 18, debido al toque de queda, Rosita se fue caminando desde El Tabo a Isla Negra. El silencio parecía el único habitante de la casa. Era la última vez que Rosa Núñez vería a su paciente. "Cuando se fue a Santiago ya estaba muy mal -dice con su voz resquebrajada-, me despedí de él como todos los días".

¿ASESINATO?

La mañana del 19 de septiembre, Matilde tenía todo preparado para la llegada de la ambulancia. En el ambiente había un clima pesado. "Nos fuimos por ese mismo camino que tantas veces recorrimos alegres, riendo, haciendo planes serios o descabellados", recuerda Matilde en sus memorias. A la salida de Melipilla, carabineros detuvieron la ambulancia. Matilde fue bajada y unas lágrimas comenzaron a rodar por el rostro del enfermo.
A la llegada a Santiago, Neruda fue visitado en la clínica por el embajador de México, quien le sugiere que salga del país. Mientras, La Chascona -casa capitalina del poeta- era destruida e incendiada. La muerte del autor de "Veinte poemas de amor y una canción desesperada" aguardaba inquieta en la puerta de la habitación en la clínica Santa María.
El 23 de septiembre, Santiago estaba más oscuro que nunca. Los militares ya tenían el control del país y tres tristes mujeres acompañaban la agonía del poeta. Matilde se acercó a la boca de Neruda, quien quizá deseaba suspirar un último verso. "Algo se ha roto dentro de mí", le dijo.
El funeral del Premio Nobel fue la primera gran manifestación contra la dictadura. Rosita Núñez se encontraba en su casa de El Tabo, y por la radio escuchó la noticia del fallecimiento de su paciente. En silencio, siguió efectuando su labor de enfermera en el consultorio del pueblo, y de vez en cuando atendía a Matilde. "Dos años después de la muerte de don Pablo, un verano, la señora me vino a visitar. Me dijo que sospechaba que a su marido lo habían matado en la clínica, posiblemente con alguna inyección. Fue la ultima vez que la vi". LCD

NERUDA : MUERTE INDUCIDA

El artículo fue publicado originalmente en el semanario Proceso (30/10/2011), el autor autorizó la difusión del reportaje al Clarín de Chile.

par FRANCISCO MARÍN



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LE CERCUEIL AVEC LA CADAVRE DE PABLO NERUDA
EST POSÉ À MÊME LE SOL. PHOTO EVANDRO TEIXEIRA
En sentido contrario a la versión oficial, Pablo Neruda no murió por metástasis de cáncer de próstata, según se desprende de exámenes médicos y testimonios que aparecen en el expediente judicial que contiene los resultados de cinco meses de investigaciones sobre su muerte. Aunque las pesquisas continúan, las evidencias son clave para que el juez Mario Carroza determine si el poeta falleció por enfermedad o si fue asesinado por agentes de la dictadura de Augusto Pinochet.

El poeta Pablo Neruda no murió como resultado del cáncer de próstata que lo aquejaba. Es la conclusión que se desprende de los antecedentes clínicos que se encuentran en el expediente del juicio ROL 1038-2011, con los resultados de cinco meses de investigaciones judiciales sobre la muerte de Neruda, encabezadas por el ministro Mario Carroza. 
El expediente –un documento de 209 páginas que Proceso pudo consultar– pone en entredicho la información entregada por la clínica Santa María el día de la muerte del poeta, el 23 de septiembre de 1973, en la que se asegura que murió de “cáncer prostático metastizado”, tal como sostiene su certificado de defunción.
La versión de esta clínica ha sido respaldada por la Fundación Neruda, que en diversas instancias ha descartado la tesis del homicidio restando validez a las declaraciones del asistente personal y chofer de Neruda, Manuel Araya.
En un comunicado fechado el pasado 12 de mayo la Fundación señaló: “No existe evidencia alguna ni pruebas de ninguna naturaleza que indiquen que Pablo Neruda haya muerto por una causa distinta del cáncer avanzado que lo aquejaba desde hacía tiempo (…) No parece razonable construir una nueva versión de la muerte del poeta sólo sobre la base de las opiniones de su chofer, el señor Manuel Araya, quien viene insistiendo en este asunto sin más prueba que su parecer. Nos parecen mucho más serios y confiables los testimonios de las personas que estuvieron junto a Neruda en sus últimos días de vida”.
El proceso judicial para determinar la muerte del poeta chileno se originó a raíz de que el pasado 8 de mayo este semanario publicó el reportaje titulado Neruda fue “asesinado” (Proceso 1801) en el que Araya denuncia que aquél murió por la aplicación de una inyección letal en el estómago.
En dicha nota Araya descartó también que Neruda se haya encontrado grave en los días previos a su muerte. Señaló que el traslado a la clínica Santa María desde la Isla Negra –19 de septiembre de 1973– tuvo como propósito escapar del asedio del que era víctima el autor de Crepusculario y esperar en Santiago, en un lugar que se creía seguro, la salida del avión que el gobierno de Luis Echeverría envío para llevarlo a México.
Los antecedentes clínicos y testimonios aparecidos en el juicio parecen darle la razón a Araya.
Falsa agonía

Los médicos del Departamento de Criminalística de la Policía de Investigaciones José Luis Pérez y Patricio Díaz Ortiz enviaron el 16 de agosto a la Brigada de Derechos Humanos –encargada de las pesquisas en el caso Neruda– el informe 75, adosado al expediente. Éste contiene el análisis de 13 exámenes médicos realizados a Neruda entre 1972 y 1973.

En el apartado Consideraciones Médico-criminalísticas, letra d, se señala: “Hay un hecho que llama la atención y que complica el análisis. En la carta del doctor Guillermo Merino –médico tratante de Neruda– del 18 de abril de 1973, dirigida al doctor Vargas Salazar (urólogo) refiere: ‘Estimado colega: al dorso resumen de tratamiento efectuado a don Pablo Neruda, remitido por usted para tratamiento por adenoma de próstata y artrosis pelviana derecha’.

El problema en este caso –señalan los médicos de la policía– es que el adenoma es un tumor benigno y no maligno.

Pero otro antecedente apunta en sentido contrario. En el punto dos del mismo apartado se consigna que dentro de los antecedentes enviados se puede apreciar un informe de radioterapia con cobalto (efectuado entre el 19 de marzo y el 18 de abril de 1973). “La radioterapia es un tratamiento que por lo general se efectúa en cuadros de tumores malignos como podría ser un cáncer de próstata (…) la radioterapia no se usa en caso de tumores benignos”, apuntan los médicos.

En el punto uno de las Conclusiones Médico-criminalísticas se señala: “No disponemos del examen objetivo para informar con certeza la causa de muerte del señor Pablo Neruda (…) ya que no se cuenta con la biopsia respectiva”.

En el punto cuatro de las conclusiones dice: “En cuanto al examen que podría orientar la presencia de metástasis, es decir las fosfatasas ácidas y su fracción prostática; éstas están normales, lo que podría significar entre otras posibilidades que no hay tumor maligno o que éste está circunscrito a la glándula o se normalizó producto de la radioterapia. Como no se cuenta con los antecedentes clínicos del paciente no es posible entonces sacar conclusiones en este sentido en base en este examen”.

Estas conclusiones son coherentes con declaraciones hechas por la viuda de Neruda, Matilde Urrutia, a algunos medios españoles en 1974 y que aparecen en el citado expediente judicial, cuyos contenidos están protegidos en Chile por el secreto del sumario.

En una nota publicada por la revista Pueblo del 19 de septiembre de 1974 Urrutia sostiene que “el cáncer que padecía (Neruda) estaba muy dominado y no preveíamos un desenlace tan repentino. (Neruda) no alcanzó ni a dejar testamento pues la muerte la veía muy lejos”.

Matilde dio ese mismo mes una entrevista a la agencia EFE en la que ratificó su postura: “No lo mató el cáncer. Los médicos, a los que habíamos visto unos días antes, le dijeron que lo habían atajado y que podría vivir unos años más”. Estas declaraciones aparecen citadas en el reportaje “Sombras sobre Isla Negra”, del español Mario Amorós, publicado el 22 de julio de este año en la revista Tiempo, de España.

El último punto –el número cinco– de las conclusiones del informe médico antes mencionado subraya la necesidad de contar con las fichas clínicas de Neruda y la biopsia. Estos antecedentes no han sido facilitados por las instituciones tratantes pese a que el juez Carroza los solicitó en virtud de la diligencia tramitada por los querellantes, los dirigentes del Partido Comunista de Chile representados por el abogado Eduardo Contreras.

El 28 de julio, Contreras solicitó que la clínica Santa María facilite la historia clínica del Premio Nobel. El 22 de agosto el doctor Cristián Ugarte Palacios, director médico de dicho centro de salud respondió: “Atendido el tiempo transcurrido debo informar al Sr. Ministro que nuestra clínica no mantiene la información que se solicita”.

En entrevista con Proceso Contreras expresa que esta desaparición de los antecedentes de Neruda “es imposible de imaginar, no sólo porque tienen la obligación de preservarlos puesto que la ley dispone que los hospitales públicos y clínicas privadas deben mantener las fichas por al menos 40 años. Además hay que considerar que no estamos hablando de un paciente desconocido… Se trata del historial médico de uno de los dos únicos premios Nobel que ha tenido Chile. Por lo tanto parece bastante curioso y sugestivo que no exista su ficha en la clínica Santa María”.

El jurista señaló que un prestigiado grupo de oncólogos, cuya identidad prefirió por ahora mantener en reserva, analizó diversos exámenes médicos realizados al poeta en su último año de vida. Según Contreras estos llegaron a la conclusión de que “no es posible aceptar que haya muerto de cáncer, que no hubo tal caquexia, que todo ello sería absolutamente falso”.

Añadió Contreras: “Según me han explicado la caquexia produce un estado de abandono donde la persona es prácticamente un cadáver que no puede siquiera hablar. Y resulta que Pablo habló hasta el último minuto, no sólo con el embajador de México, Gonzalo Martínez Corbalá, sino también con otras personas”.
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Martínez Corbalá, en un testimonio publicado en este semanario (número 1804) señala que el sábado 22 de septiembre de 1973 acudió a la clínica para informarle que todo estaba listo para que él y su esposa Matilde pudieran viajar a México. Afirma que “el semblante del poeta había mejorado. Y también su ánimo (…) Se veía muy dueño de sí mismo y me atrevería a decir que hasta un tanto optimista”.

Todo esto habla de un Neruda que no estaba moribundo como señalan los partes médicos hasta ahora aceptados como la verdad oficial sobre los últimos días de Neruda.

En la foja 206 del expediente judicial aparece el testimonio de Rosa Núñez, enfermera de Neruda de 1960 a 1973. “Dos años después de la muerte de don Pablo, un verano la señora (Matilde Urrutia) me vino a visitar. Me dijo que sospechaba que a su marido lo habían matado en la clínica, posiblemente con alguna inyección. Fue la última vez que la vi”.

Esta declaración aparece en la nota “La soledad del capitán”, del periodista Javier García y publicada en el diario La Nación el 18 de septiembre de 2005.


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À L'UNE DU  JOURNAL EL MERCURIO DU 23 SEPTEMBRE 1973
Coincidentemente el diario chileno El Mercurio publicó el 24 de septiembre de 1973 –un día después de la muerte de Neruda– que éste murió “a consecuencia de un shock sufrido luego de habérsele puesto una inyección”.

En el reportaje ¿Quién mató a Pablo Neruda?, publicado el pasado 6 de septiembre por la Revista Ñ, del diario Clarín de Argentina, el médico Sergio Draper –que atendió a Neruda en la Clínica Santa María– declaró:

(A Neruda) lo vi solamente un instante el domingo 23 de septiembre, a mí no me correspondía atenderlo. Ese día la enfermera de turno me dijo que aparentemente Neruda sufría de mucho dolor, le dije que se le aplicaría la inyección indicada por su médico, si mal no recuerdo fue una dipirona… Ordené que se le diera una inyección indicada por su médico. Fui nada más que un interlocutor. Es el colmo que estemos constantemente bajo sospecha”.

Draper ya había declarado como testigo en el juicio por el asesinato del presidente Eduardo Frei verificado en la misma clínica Santa María, en enero de 1982.

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REVISTA Ñ 


Obstáculos

En la foja 113 del expediente figuran las declaraciones de numerosas personas vinculadas con la Fundación Neruda, todos los cuales rechazan la posibilidad de que el poeta haya sido asesinado. Y lo hacen desacreditando a Manuel Araya.

Entre estas personas destaca el cantante y documentalista Hugo Arévalo. Sostiene que “el día 18 de septiembre (1973) y ante los rumores de la eventual muerte de Neruda viajé junto a Charo Cofré (su esposa) a Isla Negra en nuestra citroneta (Citroen AX330) y al llegar a la casa de Pablo nos atendió una persona que se identificó como su chofer (Araya)”.

Más adelante Arévalo señala que el poeta “no podía caminar y se sentía desmoralizado” y que les comentó que el embajador de México en Chile le ofreció sacarlo del país. A pesar de su angustia Neruda habría celebrado con ellos el 18 de septiembre (aniversario de la independencia) “motivo por el cual nos mandó a comprar unas empanadas”, afirmó Arévalo.

En entrevista con Proceso Manuel Araya señaló que el relato de Arévalo –que es refrendado por su mujer– “es absolutamente falso”. Afirma que ni Arévalo ni su esposa estuvieron en Isla Negra los días posteriores al golpe y que nadie podía ir a verlos porque los militares que custodiaban la casa impedían el ingreso de visitas. Además señaló que nunca se tomó vino ni comieron empanadas en esos días “porque no estábamos de ánimo”.

Según Arévalo él y su mujer se habrían quedado a dormir aquel 18 en Isla Negra. Y al día siguiente habrían acompañado en caravana a Neruda y Matilde en su viaje hasta la clínica Santa María. En entrevista concedida a la revista Rocinante en mayo de 2003, Cofré reconoció que Araya participó en esos hechos. Y que lo hizo manejando el Fiat 125 de Neruda mientras que Pablo y Matilde iban en la ambulancia. Pero en su declaración judicial Cofré omite este hecho. Araya por su parte niega tajantemente que ese matrimonio haya estado en aquel momento.

Las declaraciones de Cofré y Arévalo no fueron solicitadas por los querellantes ni por el juez Carroza. Contreras se pregunta: “¿Cuál es la influencia de la Fundación Pablo Neruda para conseguir que declaren personas que no han sido convocadas a hacerlo? Y lo digo a propósito de que hay una curiosa preocupación de la Fundación Neruda por apoyar la investigación, o mejor dicho por inclinarla con un sesgo. Entonces me pregunto: ¿Por qué podría importarles tanto?”. Y él mismo se responde: “Pienso que la Fundación tiene intereses, que no le manchen su ícono del marketing”.

Matilde Urrutia mencionó repetidamente en sus memorias –Mi vida junto a Pablo Neruda– a Manuel Araya: “Ya se acercaba la tarde y mi chofer no había aparecido. El día anterior me dejó en la clínica (…) era la única persona que tenía cerca para ayudarme… Pobre muchacho que vagabundeaba con Pablo por mercados, por casas de antigüedades… él había desaparecido con nuestro coche y con él yo perdía la única persona que me acompañaba en todas las horas del día”.

samedi 20 août 2011

TINA MODOTTI, PHOTOGRAPHE AU RÉFLEX SOCIAL

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TINA MODOTTI. PHOTO EDWARD WESTON 1924

Ils ont marqué l'histoire de la photographie. Suite de notre série d'été avec l'Italienne Tina Modotti, témoin du Mexique post-révolutionnaire des années 20.
Luc Desbenoit

Tina Modotti s'est longtemps demandé comment concilier photographie et engagement politique. Sa réponse est peut-être dans l'image de ce paysan mexicain les mains serrées sur sa bêche. Effacée devant son sujet, l'artiste ne cherche pas à nous apitoyer sur la condition misérable de l'hom­me. Elle s'en approche jus­qu'à le toucher, soucieuse de souligner l'élégance de sa pose. La photo est simple, belle, sincère. « J'essaye de réaliser non de l'art mais d'honnêtes photographies », disait-elle avec modestie. Elle aurait pu être l'une des pho­­tographes les plus adulées du XXe siècle. Elle a préféré suivre un autre chemin.

Star du théâtre

Née en 1896 dans le nord-est de l'Italie, Tina Modotti travaille dès 13 ans dans une fabrique de soie pour aider sa famille à survivre. A 17 ans, elle émigre en Californie. Son intelligence et sa beauté la font devenir la star du théâtre italien de San Francisco. Après une brève carrière à Hollywood, où elle joue en 1920 le premier rôle du film muet The Tiger's Coast, elle pose pour le grand photographe Edward Weston. Il tombe amoureux d'elle, abandonne femme et enfants à Los Angeles et s'installe avec elle, en 1923, à Mexico.

La personnalité de Tina Modotti se remarque. Elle fume la pipe et s'affiche comme la première femme portant des jeans à Mexico. Weston et elle créent un studio photo qui croule bientôt sous les commandes. Leur maison devient le lieu de rendez-vous des artistes et des intellectuels ; c'est chez eux que le peintre Diego Rivera rencontre Frida Kahlo. Initiée à la photo par Weston, Tina Modotti égale bientôt le maître par la pureté de compositions au bord de l'abstraction, comme avec les arches du couvent de Tepotztlán ou les formes géométriques naturelles des motifs floraux. Son travail est loué par Diego Rivera.

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ARCHES DU COUVENT DE TEPOTZTLÁN 1926. PHOTO TINA MODOTTI

Pas de pitié

Une carrière prometteuse s'ouvre à elle. Mais Modotti préfère se battre aux côtés du Parti communiste mexicain contre les inégalités qui déchirent encore le pays vingt-cinq ans après la révolution. Lorsqu'elle reprend son appareil, c'est pour témoigner de la misère, sans inspirer la pitié. Ses images de femmes pauvres dans l'isthme de Tehuantepec célèbrent leur fierté. Souvent, Modotti se concentre sur une partie du corps, mains de femmes faisant la lessive ou pieds masculins déformés par l'âge. Avec ces images, elle cherche à rapprocher le sujet du « regardeur », à permettre à celui-ci de s'identifier aux autres. A montrer leur part commune d'humanité.

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TINA MODOTTI. PHOTO EDWARD WESTON
Elle paye cher ses engagements. Son activité militante lui vaut d'être brutalisée par la police mexicaine, qui lui impute le meurtre de son amant, un révolutionnaire cubain. La presse la traite de « femme de petite vertu », photos à l'appui. En l'occurrence, les magnifiques nus qu'a pris d'elle Weston et qui sont entrés dans l'histoire de l'art. Tina Modotti est expulsée du pays en 1930. Elle se rend à Berlin, puis en URSS, avant de rejoindre en Espagne les rangs des républicains pendant la guerre civile. Elle se lie d'amitié avec Malraux, Hemingway et Dos Passos. Robert Capa tente de la convaincre de photographier à nouveau. Elle refuse, ne croit plus au pouvoir de la photographie pour changer le cours des choses. En 1939, elle retourne sous un nom d'emprunt à Me­xico, où elle meurt, trois ans plus tard, d'une crise cardiaque. Pablo Neruda a composé pour elle une élégie, gravée sur sa tombe, qui se termine par ces mots : « ton cœur était brave ». Il n'y a rien à ajouter.

mercredi 13 juillet 2011

PIERRE SEGHERS, «UN POÈTE QUI SE FIT ÉDITEUR»

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Visuel de l'exposition «Pierre Seghers.
Poésie, la vie entière»,
Elle se déroule sur deux étages. Au rez-de-chaussée, on comprend que Pierre Seghers (1906-1987) a fait deux rencontres décisives dans sa vie: celle de Louis Jou et celle de la guerre, sous l'Occupation. Louis Jou, artiste touche-à-tout, lui fait découvrir dans les années 1930 les plaisirs de la littérature. La Seconde Guerre mondiale, quant à elle, révèle en lui un éditeur et un poète combattant.

«Un poète qui se fit éditeur» -et non l’inverse- comme il l’écrit dans «Pierre Seghers, par l’auteur» (1967).

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Pierre Seghers, photographié par Robert Doisneau Paru en 1974, le livre de
Pierre Seghers «La Résistance et ses poètes» (tiré de La Résistance et ses poètes)
Un homme qui a su faire de
la littérature une arme.

Car Pierre Seghers, c’est la poésie militante, le poète militaire. Avec lui, les voix versifiées de la Résistance ont pu être publiées, parfois clandestinement, dès les premières heures de l’occupation nazie. En 1939, aux armées, il fonde la revue «PC». Parti Communiste? Non, «Poètes Casqués». De précieux numéros des années 40 sont exposés, sous verre, au musée du Montparnasse.


À leur droite se dresse une très belle pièce. C’est une huile sur toile de Fernand Léger. On y lit le célèbre poème de Paul Eluard -un des nombreux écrivains publiés par Seghers- devenu symbole de la Résistance, «Liberté, j’écris ton nom». Non loin, on trouve aussi le précieux manuscrit des «Amants Séparés» de Louis Aragon.

Au premier étage, les murs sont tapissés de petits carrés multicolores: les centaines de monographies publiées sous la collection «Poètes d’aujourd’hui». La suite de l’exposition est consacrée au travail d’éditeur et de parolier de Seghers. On peut y lire sa correspondance avec de grands noms de la littérature.

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Pierre Seghers 
«J’aimerais publier de toi un long poème», écrit-il à Jean Cocteau. L’auteur de «Mythologie» compose alors son «Chiffre sept». Dans une missive exposée parmi d'autres, l’écrivain fait part à l’éditeur de sa volonté d'y ajouter une préface.

Particulièrement émouvante, enfin, la lettre envoyée par Guy Béart à Colette Seghers, au lendemain de la mort de son époux:

«Mon Pierre,
Maintenant que tu vis pour toujours par les mots, par les pierres. Mon Pierre, au regard bleu-vert de vérité et de vie, notre Pierre bleu tombé du ciel. […] Je te dis à bientôt.»

A l’occasion du 27e anniversaire de sa collection «Poètes d’aujourd’hui», Pierre Seghers disait: «Cette collection, j’ai voulu qu’elle rende service, aux lecteurs et aux poètes. J’en suis un tout petit peu fier.» Il peut l'être, comme le montre très bien l'exposition du Musée du Montparnasse.

Fanny Espargillière

«Pierre Seghers. Poésie, la vie entière»
Du 7 juillet au 7 octobre 2011 au Musée du Montparnasse, 21, avenue du Maine 75015 Paris


Plus de détails sur le site du Musée du Montparnasse

Óscar Hahn : Prix Pablo Neruda 2011.

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LE MILLIARDAIRE CONSERVATEUR CHILIEN SEBASTIÁN PIÑERA, PRÉSIDENT DE LA RÉPUBLIQUE DU CHILI   LORS DE LA CÉRÉMONIE DE REMISE DU PRIX IBÉRO AMÉRICAIN DE POÉSIE PABLO NERUDA 2011 AU POÈTE CHILIEN ÓSCAR HAHN. 
PHOTO MARIO RUIZ.
Le Prix Pablo Neruda est un prestigieux trophée pour la poésie en langue espagnole, et a déjà été décerné à des écrivains comme Antonio Cisneros, du Pérou, la Cubaine Josefina García Marruz, Ernesto Cardenal, du Nicaragua, et à l’Argentin Juan Gelman.

jeudi 7 juillet 2011

Los hombres

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Neruda Lectura Los hombres 

Tenéis que oirme


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Neruda Lectura Los ríos acuden 


Los ríos acuden


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Neruda Lectura Los ríos acuden 


Ehremburg

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Neruda Lectura Ehremburg 

lundi 4 juillet 2011

« Picasso » por Pablo Neruda


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En Vallauris en cada casa
tienen un prisionero.
Es el mismo siempre.
Es el humo.
A veces lo vigilan
padres de cejas blancas,
muchachas de color de avena.
Cuando tú pasas
notas que los guardianes
del humo
se han dormido,
y por los techos, entre vasijas rotas,
una conversación azul
entre el cielo y el humo.

Pero en el sitio donde trabaja
en libertad el fuego,
y el humo es una rosa de alquitrán
que ha teñido dé negro las paredes,
allí Picasso,
entre las líneas y el infierno,
con su pan de barro,
cociéndolo,
puliéndolo, rompiéndolo
hasta que el barro se ha vuelto cintura,
pétalo de sirena,
guitarra de oro húmedo.
Y entonces con un pincel lo lame,
y el océano viene
o la vendimia.
El barro entrega su racimo oculto
y al fin inmoviliza su cadera calcárea.
Después Picasso vuelve a su taller.
Los pequeños centauros que lo esperan
crecen, galopan.
El silencio ha nacido
en las ubres
de la cabra de hierro.
Y otra vez Picasso en su gruta
entra o sale dejando
paredes arañadas,
estalactitas rojas
o huellas genitales.

Y durante las horas que siguen
habla con el barbero.

Las uvas y el viento 1950-1953

mercredi 29 juin 2011

DOSSIER CHANT GÉNÉRAL

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IILLUSTRATION DE L'ARTISTE PEINTRE  MEXICAIN DIEGO RIVERA, POUR L'ÉDITION PRINCEPS DU CHANT GÉNÉRAL 1950
Le Chant Général de Pablo Neruda fut publié premièrement au Mexique le mois d'avril 1950, dans deux versions : une somptueuse édition princeps qui fut sponsorisée par le « Comité Auspiciador », d'Editorial América et une deuxième version fac-similaire d’un format plus réduit, imprimée sous le sceau des Ediciones Océano. 


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IILLUSTRATION  LA ARENA TRAICIONADA DE L'ARTISTE PEINTRE 
MEXICAIN DAVID ALFARO SIQUEIROS, POUR L'ÉDITION PRINCEPS 
DU CHANT GÉNÉRAL 1950

Les deux portent des illustrations de deux célèbres peintres et muralistes mexicains qui étaient alors au faîte de leur art, David Alfaro Siqueiros et Diego Rivera. Au Chili, le Parti communiste réalisa -dans des conditions presque invraisemblables- une édition clandestine du Chant Général, illustrée des gravures du plasticien chilien José Venturelli. Ce sont ces gravures que vous pouvez voir plus haut.  


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PABLO NERUDA  
PHOTO FUNDACIÓN PABLO NERUDA

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lundi 20 juin 2011

Neruda au Théâtre du Châtelet

Mario veut être poète pour ainsi séduire les femmes. Neruda lui récite un de ses poèmes, dont le rythme et les fortes images impressionnent le facteur. Neruda l'encourage à trouver des métaphores dans le monde qui l'entoure.
Le facteur annonce au poète qu'il est amoureux de Béatrice Russo qui travaille dans un bar. Lui décrivant ses sentiments, il demande à Neruda de lui écrire un poème pour Béatrice. Il lui répond qu'il ne peut écrire sur une personne qui lui est inconnue. Sur le bord de la mer, Mario regarde les pêcheurs. Il ouvre son carnet et tente d'écrire, en vain. Il se remémore alors les poèmes du recueil de Neruda et commence à en copier un dans son carnet.

Acte II

Béatrice dit à sa tante Donna Rosa que Mario lui parle par métaphores poétiques. Cette dernière en est scandalisée et promet de tuer Mario si jamais elle le rencontre. Di Cosimo, un politicien en campagne, promet aux insulaires qu'il apportera l'eau courante dans l'île. Donna Rosa, intéressée, rejoint les rangs de ses soutiens.
Neruda enregistre un message sur bande et demande à Mario de dire quelque chose à propos des merveilles de l'île; "Béatrice Russo" est sa seule réponse.Neruda reçoit des nouvelles graves du Chili: le gouvernement a brutalement réprimé une manifestation. Malgré leur tristesse, Neruda et sa femme ont envie de revenir au Chili. Elle met un disque et le couple chante et danse, sous les yeux admiratifs du facteur.
Cette nuit-là, Mario appelle Béatrice sous son balcon.
Elle descend le rejoindre et tous deux s'enfuient. Lorsque Donna Rosa s'en aperçoit, elle tente sans succès de les rattraper. Après le mariage de Mario et Béatrice, les invités se retrouvent au café. Neruda chante pour les mariés quand arrive un télégramme annonçant que Neruda peut rentrer au Chili. Giorgio, le postier, le supplie de ne pas annoncer la nouvelle, qui gâcherait le bonheur de Mario. La célébration continue.

Acte III

Ses amis partis, Mario n'arrive plus à écrire. Au café, Giorgio et Donna Rosa lisent un article où le poète à Paris dit combien la beauté de l'île lui manque. Mais pas un mot sur ses amis. Di Cosimo a gagné les élections. Mario fait état de son scepticisme quand à l'arrivée de l'eau sur l'île, et Di Cosimo le menace en le traitant de communiste. Béatrice annonce à Mario qu'elle est enceinte. Mario est au comble de la joie quand arrive du Chili une lettre, la première. A peine ouverte, il se rend compte que c'est une missive impersonnelle de la secrétaire de Neruda réclamant divers objets que le poète a oublié. Dévasté, Mario retourne chez Neruda. Il retrouve la bande qu'ils avaient enregistrée. Avec l'aide de Giorgio, ils parcourent l'île avec l'appareil pour en enregistrer les sons.
Neruda et Mathilde reviennent finalement sur l'île. Ils se rendent au café où ils rencontrent Béatrice et Pablito, le fils de Mario. Elle dit au poète combien son amitié a inspiré à Mario l'écriture d'une poésie qui chante les pauvres et les laissés pour compte de l'île. Mario a été tué par une violente répression lors d'une réunion communiste. Béatrice donne à Neruda l'enregistrement que Mario avait réalisé pour lui. Neruda écoute la bande, se souvenant de son ami, dont la voix le remercie d'avoir apporté la poésie dans sa vie.

PLACIDO DOMINGO RÊVE DE CHANTER
PLUS SOUVENT À PARIS

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Placido DOMINGO. - 
Je connaissais les œuvres du compositeur mexicain Daniel Catan et je voulais absolument lui passer une commande pour l'Opéra de Los Angeles, que je dirige. Il a réfléchi pendant un mois, puis il est revenu vers moi avec le projet du Postino… en me proposant par surcroît le rôle de Pablo Neruda ! J'avais adoré le film de Michael Radford, sorti en 1994. J'ai aussitôt accepté de me lancer dans l'aventure. Les créations à Los Angeles, puis à Vienne, au Theater an der Wien, se sont très bien passées. Hélas, Daniel est mort brusquement voici deux mois…


Parlez-nous de sa musique…

J'ai coutume de dire (avec distance, bien entendu) que c'est une sorte de Debussy sud-américain. Il y a un côté très debussyste et ravélien dans cette œuvre. Il Postino est mélodique sans pour autant renier les évolutions de la seconde moitié du XXe siècle, qui le portent parfois vers l'atonalité.


Comment avez-vous abordé le personnage de Pablo Neruda ?

Je suis depuis toujours un amoureux de la poésie. C'est un art qui est aux fondements de la culture mondiale. Mais il semble - hélas !- bien loin des préoccupations de la nouvelle génération. J'ai donc abordé Neruda comme un grand poète, mais surtout comme un être humain. S'il est bien sûr un exilé politique à la très forte conscience sociale, c'est surtout un bon vivant, amoureux fou de sa femme, et qui trouve dans cette passion le socle de sa vie.


Est-il facile de mettre ses pas dans ceux de Philippe Noiret ?

C'était un acteur incommensurable, mais il ne faut pas chercher à faire de comparaison. Un comédien parle avec son propre ton ; un chanteur, en revanche, épouse la musique, qui elle-même décrit l'action, comme les vagues de l'orchestre illustrent les mouvements de la mer face à Neruda.


Pablo Neruda est un rôle qui vient après 136 autres. Pourquoi cette boulimie ?

Je suis toujours en recherche de ce qui peut s'adapter à ma voix à un instant T. J'ai tenté dans ma carrière de marquer systématiquement une rupture dans les genres et les styles. Alterner les répertoires dramatiques et lyriques, le vérisme et le bel canto, Wagner et les grands Russes. Je parviens même maintenant à la musique baroque, avec Tamerlano, de Händel.


Vous chantez également en baryton…

C'était mon timbre d'origine et j'y reviens. J'ai récemment chanté Simon Boccanegra et Rigoletto de Verdi. L'an prochain, je serai Athanaël dans le Thaïs de Massenet. C'est un personnage mystique et surtout sans âge, comme Cyrano. Après cinquante ans de carrière, je ne peux plus chanter Roméo !


Votre longévité est fascinante. Quel est votre secret ?

Je ne peux pas l'expliquer, désolé… ­(Rires.) Je crois juste qu'étant moi-même musicien je me suis toujours préparé seul, face à mon piano. Je ne suis pas l'esclave d'un coach, mais j'étudie quand je veux, tout en prenant le temps de vraiment me reposer. Je crois surtout que j'ai la même passion qu'à mes débuts. Et il y a ma femme, qui reste ma meilleure conseillère : elle seule ose me dire ce qui va… ou ne va pas.


Allez-vous arrêter ?

Je ne chanterai pas un jour de trop, mais jusqu'à ce que mon intuition me dise qu'il est temps de cesser. J'imagine que je me concentrerai alors sur les récitals, mais l'opéra va me manquer : c'est une si belle maladie !


Vous avez eu des problèmes de santé. Comment allez-vous ?
Tout va très, très bien, merci !


Chérissez-vous un rôle entre tous ?

Je suis comme un Espagnol père de dix enfants : je les aime tous ! Si on en préfère un, cela signifie qu'on délaisse les autres. Alors qu'il faut chanter dans Fedora avec la même flamme que dans Parsifal. Toujours y croire. Toujours !


Quel conseil donneriez-vous à un ténor qui voudrait devenir… Placido Domingo ?

Je lui dirais d'abord qu'il doit être lui-même. Je lui expliquerais ensuite qu'il s'avance vers une vie de discipline, de sacrifice. Je lui conseillerais d'être toujours à l'écoute des autres, de garder sa curiosité, d'aller au théâtre. Je lui rappellerais que la chose la plus importante est de tenir ses engagements, même si son agent lui dit qu'il a une meilleure offre ailleurs… J'insiste sur ce point car il est essentiel ! Je lui dirais enfin qu'il lui faut un guide - un proche - en qui il puisse avoir une confiance absolue…


Quand vous entendra-t-on à l'Opéra de Paris ?

Je ne sais pas. J'ai beaucoup de rêves, ici. Je rêve de chanter dans La Walkyrie à Bastille ou dans Iphigénie de Gluck à Garnier. Je rêve aussi de diriger Le Trouvère de Verdi, car c'est le premier opéra que j'aie jamais chanté à Paris. Ce ne sont encore que des rêves, mais j'aime croire que tout est toujours possible.  


Il Postino, au Châtelet, les 20, 24, 27 et 30 juin. Orchestre symphonique de Navarre, sous la direction de Jean-Yves Ossonce, mise en scène de Ron Daniels. Tél. :             01 40 28 28 40      . www.chatelet-theatre.com